SILVIA DE SANTIS, HUFFINGTON POST. La llaman "la versión femenina" de Banksy, porque es británica como él y no tiene un rostro visible. Ha estudiado en la prestigiosa escuela Saint Martins de Londres,
nació en los años ochenta y lleva cinco años viviendo y cubriendo las
paredes del barrio londinense de Islington. Por sus creaciones han
pasado desde el príncipe Guillermo y la reina de Inglaterra a Madonna y
Usain Bolt, pero su gran golpe llegó en 2011, con un dibujo-homenaje a
Amy Winehouse. Lo plantó con orgullo en una pared de Camden, pero fue
borrado y tuvo que volver a dibujarlo en 2013, y ahora está protegido
con un metacrilato; con él logró abrir un debate sobre cómo sustraer el
arte callejero del deterioro causado por el tiempo y la intemperie.
A partir de ese momento, para Bambi
todo fue cuesta abajo, o cuesta arriba, a juzgar por los precios. Se
dice que Kate Moss llegó a ofrecerle 50.000 dólares por un retrato de
Andy Warhol y que Brad Pitt habría hecho una oferta de 10.000 más por
otro de la pareja formada por Kate Middleton y el príncipe Guillermo.
A pesar de su fulgurante fama, Bambi continúa prefiriendo el anonimato,
"ya sea por razones de seguridad o para salvaguardar mi libertad
creativa", como explicó ella misma al diario británico The Guardian.
"Sé que lo que hago es ilegal. El problema es que no sé resistirme a
una pared en blanco", afirma. Sin embargo, hay quien sospecha que bajo
los sprays y el brillo del arte urbano se esconde una persona ya famosa
bajo otro nombre, como Mia, Paloma Faith (ambas fueron estudiantes en
Saint Martins) o incluso, directamente, Geri Halliwell.